Aún palpita expediciones a la
inmensidad de la vida.
Aunque las sombras son la cobija
de mis años, no me amedrenta
la carga de angustias que echan
los tercos para quebrar las columnas obreras.
Hay que reverdecer las letras que dibujan
la poesía que vence la injusticia.
La que enseña a no doblar las rodillas
ante los muñecos amaestrados.
Reguemos estas letras.
Yo no puedo regarlas más que con este
rocío que esparce mi noche, revuelto
con la luz de las estrellas.
Para que brote la justicia tapada
con andrajos, y termine la amenaza
de las fieras, anunciando un Cristo
que viene a terminarnos.
¡Si el ya esta aquí¡
Ya casi brota para sacar al nuevo sol
los trapos de las alimañas.
¡Ya esta aquí en la garganta de los desposeídos
esperando la señal de la poesía para tirar
el oprobio que durante años industrializo la mentira.
Tomado de http://www.artepoetica.net/
Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.
lunes, 18 de agosto de 2008
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