Por Cristina Patricia Añasco
Se mueren, hoy en un día de lluvia, ellos se muerenY los vecinos caminan obligados a visitar a los deudos.
Y las vecinas cocinan y ayudan a limpiar la casa.
La casa está repleta de gente y siguen llegando más
Hacen cultos, misas y lo que sea para que esa alma que desde hace rato descansa, pueda hacerlo en paz.
Se canta y la lluvia no acalla esas voces que se hacen potentes en este velorio.
Se hace una colecta de alimentos, de palabras, de ánimo, de esperanza y compañía.
Se mueren, mis vecinos se mueren y recién ahora me doy cuenta que han pasado tantos años desde que me fui de este barrio.
Las canas aparecen en cada una de mis vecinas que antes recorrían el barrio trabajando por la pavimentación y por la junta de vecinos y por lo niños de la pobla.
Ahora muchas de ellas están cansadas y encerradas en casa, cuidando a los nietos, a los esposos o algún enfermo que necesite de ellas.
Y los niños que jugaban aquí, cerquita de casa, ya son todos unos hombres y poco tienen de esa inocencia de antaño
Que mierda, los años pasan y los vecinos se mueren
Muchos de ellos esperaron tanto por ver mejor esta pobla y no pasó na`.
Esperaron hasta que llegó la muerte y se los llevó sin más.
Me imagino que lo hizo pa` que dejen de esperar.
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