Por Cristina Patricia Añasco Hinostroza.
¿Alguna vez escuchaste hablar sobre la rebelión del coro? Yo si y en varios contextos, muchas veces mal utilizado y ensuciado. Pero hoy quisiera recordar esa rebelión que me hizo recordar un poco quien soy y otra vez intentar empaparme del bálsamo de mujer que primeramente es mujer.
El coro es la voz del héroe del teatro griego, la voz única, la omnipotente, la voz de la verdad y que se dedica a cantar en honor a este personaje mítico, que de mítico poco o nada tiene, pero para el mundo es un semi-dios.
El cansancio, el malestar, la ignorancia, la estupidez, o más bien la idiotez, la soledad y el poco respeto hacia nuestra condición hacen que continuemos en el coro interpretando las valerosas hazañas a este héroe, que jamás ha vuelto hacia atrás a agradecerle al coro por ser la voz de este insignificante personaje que si no es por el coro, sería un desconocido.
Es hora de abandonar la tarima, de abandonar la alienación en que nos tienen y comenzar a ser cada una un personaje especial, dueñas de su destino y que decide por si sola lo que le conviene, la que es capaz de respetarse y amarse por sobre el héroe.
Necesito pensar que la rebelión del coro es posible, hoy por lo menos intentaré liberarme aunque sea por esta noche.
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